La vida consagrada, así entendida y vivida, se presenta a nosotros como realmente es: un don de Dios, un don de Dios a la Iglesia, un don de Dios a su pueblo. Cada persona consagrada es un don para el pueblo de Dios en camino".
El retiro espiritual fue un momento de encuentro con Dios en la oración, estar en silencio para escuchar y reflexionar acerca de nuestro ser como seres humanos y como comunidad. Es una oportunidad de estar con Jesucristo que nos permite descubrir cómo podemos parecernos más a Él, y cómo amarlo más.
En el contexto y el espíritu del Año de la Vida Consagrada, tuvimos la oportunidad de meditar acerca de la identidad, misión, espiritualidad, carisma, patrimonio espiritual y desarrollamos temas, medulares de la Teología de la Vida Consagrada como son los Santos Votos de Castidad, Pobreza, Obediencia y la importancia de la dirección Espiritual.
Estos días han sido un verdadero encuentro entre hermanos y como hermanos. Se ha podido vivir y lograr ese regreso a las fuentes de la vida consagrada. Ha sido una forma de conciencia y un fortalecimiento de la identidad como religiosos y misioneros para trabajar con más entrega a la consolidación de nuestro carisma. Es un reencontrarse con el silencio, la oración, la reflexión, con el Dios vivo, que nos llama a un estado de vida peculiar, de seguimiento radical de Jesús, pobre, casto y obediente, por amor al Reino de los Cielos.
Este ideal de santidad se resume en la expresión “Servir, adorando y adorar sirviendo”, con un servicio que se realiza concretamente en la “Evangelización de las familias” en las parroquias, donde trabajamos con espíritu misionero. Tenemos un ideal, de santidad que se resume en cinco “F”: fervorosos, fieles, fraternos, fecundos y felices.
Al salir renovados, con nuevos ánimos y un gran impulso es momento de ponerse a trabajar para mejorar nuestra respuesta a la llamada personal que Dios nos hace, y para concretar propósitos de vida cristiana. Como resultado de unos días de retiro bien aprovechados, vendrán espontáneamente, casi sin buscarlos, los frutos propósitos de cambio grandes o pequeños en algún aspecto de nuestra vida. ¡Señor, yo serviré!